Grupo reúne a jóvenes productores que preparan cestas según pedidos. Mujer de 60 años cuida un área de casi nueve hectáreas ubicada en la capital de Acre.
Nazira trabaja sola en un terreno de casi 9 hectáreas y ha creado una red de producción Archivo personal La fuerza de las mujeres en el campo ha generado cambios en la zona donde la productora Nazira Nascimento, de 60 años, trabaja desde hace casi dos décadas.
De familia sencilla, nació y creció en las plantaciones de caucho del estado y, tras enviudar, se encontró sola para criar a sus tres hijas.

Recurrió a lo que sabía hacer: plantar.
Utilizar la tierra como fuente de ingreso – una actividad que se transmite de generación en generación.
Productora rural con raíces, creció sin saber qué eran los pesticidas –lo que ahora llama veneno– y cultivaba productos orgánicos, incluso antes de que la palabra se hiciera tan viral.
Y G1, durante la Semana de la Mujer, cuenta la historia de esta productora que, con la ayuda de su hija, decidió innovar.
Siempre hemos producido todo de forma natural. Ni siquiera sabíamos que existía veneno en estas plantaciones de caucho.
Hacíamos producción orgánica sin saber siquiera lo que era”, recuerda.
Hoy trabaja en un terreno de casi 9 hectáreas: nueve campos de fútbol con distintos tipos de cultivos que ni ella sabe exactamente cuántos.
Como muchos productores, la joven Nazira depende de los mercados orgánicos de Rio Branco para vender sus productos, pero hace un tiempo recibió ayuda de su hija para probar una nueva alternativa.
Los productos cultivados por Nazira y otros productores se venden en mercados municipales Archivo personal Modernidad Fabiana Nascimento, de 37 años, es la segunda de las tres hijas del productor.
El año pasado, animada por la historia de su madre, similar a la suya, se graduó en una carrera técnica en agronegocios.
Al ver la dificultad de transportar la producción y el sacrificio que hacía su madre para estar presente en las ferias que habitualmente se realizan en los mercados municipales de Rio Branco, Fabiana decidió sugerirle a su madre que utilizara las redes sociales para apoyar ese trabajo.
Según Fabiana, el proyecto es la unión de lo tradicional con lo moderno. Y nadie dijo que no habría resistencia.
TCC basado en negocios
Decidí hacer algo similar, pero solo para ver a mi madre tener más tiempo para vivir. Como el huerto nos ocupa mucho tiempo, pensé que sería una buena idea. Así que, en lugar de ir al mercado, podríamos trabajar con repartos, ya que así evitaríamos pérdidas los fines de semana, cuando las ventas en el mercado no eran tan buenas —dice la joven—.
El contacto que pudo tener en la feria llevó a Nazira a crear una red de clientes fieles.
“Al principio, mi madre dudaba, decía que no funcionaría y cosas así.
“Entonces, hace poco hice mi TCC [Proyecto de Finalización de Curso] basado en un plan de negocios enfocado en entregas, así que le demostré, en números, que funcionaba y funcionaba muy bien”, recuerda emocionada.
Y, en marzo del año pasado, se creó el perfil ACS Amazonia, que divulga la entrega de canastas orgánicas, pero, más que eso, incentiva la producción orgánica y defiende los territorios donde la agricultura familiar está presente.
Con los productos, se arman canastas y se entregan a domicilio. Archivo personal. Red de ventas. La idea de Fabiana. Recién graduada y con ganas de ponerlo en práctica, hizo posible que otros productores, en su mayoría mujeres, también se beneficiaran.
¿Pero cómo sucedió esto? «Al trabajar con entregas a domicilio, no tendríamos ningún daño ni sobras, ya que serían ventas anticipadas.
Las entregas
Y, como ya teníamos un número considerable de clientes, les dije que trabajaríamos con entregas a domicilio y a todos les gustó la idea de inmediato. Aunque poco a poco, empecé a ponerlo en práctica, sabiendo ya que las ventas aumentarían de un momento a otro.
“Hablé con otros productores jóvenes, que también están certificados como orgánicos, para conseguir los demás productos de ellos”, explica Fabiana.
Así creó una especie de cadena que beneficia a otras personas que, como su madre, viven de la agricultura familiar.
De esta manera las cestas podrán tener más variedad.
“Pensé que también sería bueno para otros productores, ya que aumentaría sus ventas, así que combinamos negocios con placer”, añade.
Las entregas se realizan una vez a la semana, y por ahora Fabiana se encarga de controlar los pedidos y entregar las canastas. Mientras tanto, su madre puede quedarse en la granja y cuidar los cultivos.
Ventas varias
Cada mes se venden una media de 60 cestas a precios variables en función de lo que pide el cliente.
Los productos se cultivan de forma orgánica en Rio Branco Fabiana Nascimento/Archivo personal 'Estamos avanzando' Sobre la idea de su hija pequeña, Nazira dice que está feliz de poder optimizar su tiempo y también los productos que cultiva.
Como las entregas se hacen bajo pedido, ya no hay sobras, que terminan convirtiéndose en pérdida.
“Cuando fuimos a la feria [en el centro de la capital] la finca quedó sola.
El coche que nos llevaba allí a menudo no funcionaba bien. Aunque el ramal no funcionaba bien, estaba a punto de darme por vencido, y fue entonces cuando se le ocurrió la idea del reparto.
“Solo tomamos lo necesario, no necesitamos estar despiertos toda la noche y todo el día”, explica.
Trabajo de campo
Trabajar en el campo es la única forma que tiene de mantenerse ocupada mientras es joven.
Al preguntarle si sufre algún tipo de discriminación o segregación por cuidar sola un área tan grande, comenta que es común en la región que las mujeres se encarguen de la producción.
“Nací y crecí en la plantación de caucho y mi grupo aquí está formado mayoritariamente por mujeres y nos las arreglamos con dificultad.
A veces, claro, hay que contratar a alguien para hacer el trabajo más pesado, pero soy yo la que me encargo de todo”, concluye orgullosa.
